MEMORIAS DE UN HOMBRE DE CIUDAD
Versión de Orquesta
Año de transcripción: 2010
Duración: 21′
Instrumentación: Orquesta Sinfónica (3.3.3.2 – 4.3.3.1 – Pno. – Timp. 5 perc. – Hp – Cuerdas)
(Transcripción del original para Banda Sinfónica)
Movimientos
I. Amanecer en la ciudad
II. Máquinas (y hombres)
III. Intermezzo (10:30)
IV. Máquinas
V. Sueños
VI. Vuelos Nocturnos
VII. Amanecer en la ciudad
Estreno
Auditorio Nacional de Madrid
Octubre de 2010
Orquesta Santa Cecilia de Madrid
Director: Maximiliano Santos
Material completo sólo en alquiler
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Memorias de un hombre de ciudad es una obra descriptiva que denuncia la deshumanización del hombre actual, la rutina, el trabajo, los horarios, las prisas, las máquinas que nos dominan, etc. En ella se cuenta la vida de una persona durante un día corriente.Los siete movimientos que componen esta obra se suceden ininterrumpidamente. El primero de ellos, “Amanecer en la Ciudad”, narra el amanecer misterioso y envuelto en un halo de tristeza de un día de trabajo rutinario. En este episodio se presenta la célula de tres notas (Si-Sol-Fa#) que aparecerá como hilo conductor en toda la obra.
Máquinas y hombres es un episodio de ritmo violento: dos temas contrapuestos intentan convivir sobre una célula envolvente y obsesiva de tresillos que marca el ritmo frenético de la vida actual: el tema de los hombres, melodía de corte expresivo que utiliza como encabezamiento la célula de tres notas citada anteriormente, y el tema de las máquinas, una melodía pentatónica repetitiva.
10:30, Intermezzo: En este breve episodio aparece un nuevo motivo. Se trata de una sección de ocho compases de textura homófona y sucesión de acordes menores sin ámbito tonal. Tras una nueva irrupción de Máquinas donde se desarrollan los elementos del segundo movimiento aparece un breve momento en el que, al final del día, el personaje de nuestra historia sueña con una vida mejor que difícilmente alcanzará (Sueños). La melodía de los hombres aparece casi desnuda y combinada con elementos del Intermezzo.
La música vuelve a hacerse agitada en Vuelos nocturnos, pasaje que evoca el vértigo que produce en ocasiones la vida nocturna. Se trata de una sección de desarrollo donde se combinan y superponen los diferentes elementos que aparecen en la obra. Tras el climax del Grandioso el ritmo se va diluyendo paulatinamente hasta que vuelve a Amanecer en la Ciudad, de esta forma se cierra el ciclo.
La obra encierra, por tanto un claro simbolismo extramusical. La vida del hombre del mundo moderno no es una sucesión de días, sino es un solo día repetido infinitas veces.