SPANISH DANCES
(First book))
Año de composición: 2021
Obra encargada por el consorcio formado por las siguientes universidades y directores. Encargo gestionado por CBDNA:
University of Kentucky (John Cody Birdwell)
Ball State University (Thomas Caneva)
Concordia College (Peter Haberman)
University of Georgia (Cynthia Johnston Turner)
University of Arizona (Chad Nicholson)
Arkansas State University (Timothy Oliver)
DePauw University (Craig Pare)
Brigham Young University (Don L. Peterson)
California Institute of Technology (Dr. Glenn Price)
Western Kentucky University (Gary Schallert)
University of Texas, Arlington (Douglas Stotter)
Baylor University (J. Eric Wilson)
Vanderbilt University (Thomas Verrier)
Duración: 12-13′
Dificultad: 6
Instrumentación: Banda Sinfónica (ver detalles)
Estreno:
Jueves 16 de septiembre de 2021
Jones Concert Hall. Baylor University
Baylor Wind Ensemble
Eric Wilson, director
Danzas Españolas (Primer libro) es el comienzo de un proyecto que pretende explorar algunas de las fuentes de la riquísima y variada música tradicional española. En esta obra toda la música es original del compositor. No se emplea ninguna cita (a excepción de la sección final del Zortziko y algunos guiños muy concretos que el compositor invita a descubrir). Es más, el autor no pretende escribir auténticas danzas sino, a partir de la esencia básica de cada una de ellas (ritmo, tempo, carácter melódico, estructura, etc.), explorar sus posibilidades a través del su propio lenguaje y estética musical.
I. PETENERA
La petenera (o peteneras) es un palo flamenco con métrica de compases de 12 tiempos. Esto lo relacionaría con otros palos característicos de esta música popular andaluza como las bulerías o las alegrías. En cada uno de los compases de la petenera la acentuación se produce en los tiempos 1, 4, 7, 9 y 11. Esto se representa en la partitura, generalmente, con una alternancia simple de compases de 6/8 y 3/4. Existen diferentes versiones de este cante: la antigua y la moderna, y esta a su vez puede ser corta (chica) y larga (grande). La llamada petenera grande no es bailable, a diferencia de la corta, que sí puede bailarse acompañada por palmas. El tempo de la petenera cantada suele ser más lento que su variante bailada. Dentro de la música española encontramos ejemplos de peteneras en páginas de Sarasate, Albéniz, Turina o Moreno-Torroba, entre otros.
En esta obra, la petenera mantiene la esencia rítmica, así como el característico uso del modo frigio flamenco en las líneas melódicas pero, también, presenta importantes modificaciones con respecto a la versión más convencional de la danza: en primer lugar el tempo es más rápido, otorgando así a la música un carácter vigoroso y frenético. También se ha decidido suprimir la alternancia de compases de 6/8 y 3/4. Por una parte para reducir la presencia continua de las marcas de compás dando así un visión más limpia de la partitura y por otra, y más importante, porque la alternancia de esos compases no es siempre estricta (en ocasiones encontramos dos o más compases con métrica de 6/8 o 3/4 consecutivos) y además, es frecuente el uso de la hemiolia: en algunos momentos, hay secciones de la banda que están interpretando con métrica binaria mientras que otras lo hacen con métrica ternaria. El autor considera que de esta manera el director tiene una mayor flexibilidad a la hora de decidir cómo abordar cada pasaje y así aportar un sello más personal a la interpretación.
II. ZORTZIKO
El zortziko es un ritmo típico de baile tradicional en Euskadi y Navarra. Aunque existen variantes en compás de 2/4 y de 6/8, el zortziko más habitual se escribe en compás de 5/8, con tres tiempos de distinta duración: corchea, negra, negra.
El instrumento típico utilizado para interpretar el zortziko es el chistu acompañado por el tamboril. Algunas teorías indican que el compás del zortziko se debió a una evolución de un compás de 3/4 deformado por los músicos con intención de seguir los pasos de los dantzaris .
Aunque su origen y difusión es totalmente popular, algunos autores como Sarasate, Albéniz, Guridi, Turina o Sorozábal lo han utilizado tanto en repertorio sinfónico como pianístico. Fuera de la literatura española también existen ejemplos del ritmo de zortziko siendo, quizá, el más importante el que encontramos en el primer movimiento del Trío en La menor de Maurice Ravel.
En el Zortziko de esta obra el flautín es el instrumento que representa el canto del chistu, tanto en el primer tema como en la coda final en la que, desde fuera del escenario, interpreta el Zortziko de Lantz, danza popular de Navarra, la única cita auténtica que encontramos en toda la obra y que es uno de los escasos zortzikos escritos en 2/4. Con este final, el compositor intenta representar cómo, mientras la banda cierra el movimiento lánguidamente sobre la tónica sol, se escuchan a lo lejos, en el exterior, los ecos de un baile popular.
III. JOTA
La jota es una de las danzas y cantos tradicionales más extendidos en España. Encontramos variantes en prácticamente todas las regiones del país: Aragón, Castilla, Valencia, Navarra, Mallorca, País Vasco, Extremadura, etc. Íntimamente emparentada con el fandango, la jota es una danza escrita generalmente en compás de 3/4 aunque encontramos ejemplos escritos en 6/8, compás que, según algunos autores, se adapta mejor desde el punto de vista coreográfico. Las armonizaciones tradicionales se ciñen a acordes de tónica y dominante en modo mayor, mientras que el acompañamiento suele ser llevado a cabo por una rondalla y castañuelas.
De todas las variantes, es la jota aragonesa la más popular, y la que ha servido al autor de modelo para su composición. La jota aragonesa es un género que combina danza y canto. A pesar de eso, se sabe que la jota como danza fue anterior pues no se conocen letras de jota anteriores al S. XIX. La estructura habitual es ternaria: la primera sección, de carácter vivo (que corresponde a la parte bailada) está introducida por la llamada, que consiste en cuatro pulsaciones de negra sobre acordes de tónica, tras la que se exponen una serie de frases de ocho compases llamadas variaciones que presentan un patrón rígido que alterna acordes de tónica y dominante de la siguiente manera:
La segunda sección es la copla, la parte cantada. La letra de la copla es una cuarteta que se canta en siete versos por la repetición de algunos de ellos. Su tempo es lento y la estructura armónica sigue moviéndose entre los grados de dominante (con el que comienza) y tónica. Después de la copla, la jota concluye con una vuelta al tempo inicial, la reexposición de algunas de las variaciones y, en algunas ocasiones, un accelerando final que dota a la conclusión de una gran brillantez. Toda la jota se encuentra en la misma tonalidad, casi siempre mayor.
La jota ha sido una de los géneros más populares y difundidos de la música española. Tuvo un gran apogeo especialmente en la segunda mitad del S. XIX y primera del S. XX. La utilizaron la mayoría de compositores españoles de ese período y numerosos de otros países. De los primeros destacan Sarasate, Albéniz, Granados, Turina, Falla, Rodrigo, o Bretón, entre muchos otros. De entre los compositores no españoles que utilizaron la jota encontramos a Liszt (Rapsodia Española S. 254), Glinka (Capricho brillante sobre la Jota aragonesa), Glazunov (Grand pas espagnol), y especialmente a los compositores franceses: Saint-Saëns (Jota aragonesa op. 64), Ravel (Rapsodie Espagnole), Debussy (Iberia), Chabrier (España) , Bizet (Carmen), etc.
La jota de esta obra, como se ha dicho, se inspira en la esencia de la jota aragonesa. El reto principal con el que se ha encontrado el compositor es cómo mantener esta esencia sin estar sometido a la rigurosidad de su esquema armónico y su carácter unitonal. La estructura de las variaciones se ha mantenido habitualmente en grupos de ocho compases y también se ha respetado, de manera general, el esquema armónico de cada una de ellas, con la salvedad de que se producen numerosas inflexiones modulatorias que dan a la música un cierto carácter sinuoso.
La estructura sigue el esquema convencional con algunas modificaciones. La introducción (cc. 1-38) desarrolla la característica llamada de cuatro negras y anticipa, de manera breve, la melodía de la copla. En la primera sección (cc.39-119) las diferentes variaciones dan paso a la copla (cc.120-157), en este caso mucho más extensa ya que, aunque el autor ha mantenido el esquema melódico y armónico tradicional en su arranque después ha desarrollado el resto de la sección de manera libre. El canto de la copla es interpretado por el fliscorno, no solo por su timbre dulce sino porque este es el instrumento que, generalmente, interpreta a solo las coplas de las transcripciones de jotas en las bandas españolas. La reexposición (cc. 158-217) conduce a una última y brillante aparición de la copla tras la cual se inicia la sección de cierre (cc. 236-307) en la que una serie de variaciones conducen mediante un progresivo crescendo y un accelerando final a una brillante coda.